Las mascarillas se han convertido en un complemento más a la hora de vestirnos. Hay quien se las compra con estampados acordes con sus conjuntos, otros que prefieren llevar una de tela con colores básicos, los que quieren llevar mensajes positivos o los que llevan las clásicas quirúrgicas y FFPX. En definitiva, la mascarilla es, a la fuerza, un ‘must-have’ en tu estilismo.
Ahora ya no nos fijamos en la sonrisa, nos fijamos en quién lleva la mascarilla más ‘hardcore’. Pero en ese proceso, también nos fijamos en esas mascarillas guarras. Sí, sí, como lees. Esas mascarillas que, en vez de ser de color blanco, ya son marrones y tienen las gomas sucias. Seguro que habrás visto más de una. Y, si no, lo mismo eres tú quién la lleva…
¡Si te sientes aludido, ojo a esto! Las mascarillas y la suciedad no son un buen aliado. Se supone que llevamos las mascarillas para no contagiar y no contagiarnos, ¿no? Pues debes saber que la suciedad en la mascarilla hace que los filtros de esta pierdan su efectividad e incrementa así el riesgo de contagio y de sufrir otros problemas de salud. Es por eso que es muy importante seguir las recomendaciones de los sanitarios en cuanto a tiempo de uso y normas higiénicas, así como saber guardarlas. Porque las mascarillas no son diamantes, no duran toda la vida, así que no seas cabezota y no las uses hasta que se rompan.
Pero, ¿cuáles son los principales efectos de las mascarillas sucias?
Picores y acné
Desde que las mascarillas empezaron a ser obligatorias, las visitas dermatológicas han aumentado de forma notable.
Y esto es porque la suciedad de las mascarillas afecta de manera directa a nuestra piel. La piel es la primera capa con la que roza y se topa la mascarilla. El roce y la fricción entre la mascarilla y la piel hace que esta se irrite y, en consecuencia, aparezcan lesiones como la rosácea, el enrojecimiento, la irritación y el picor. Y esto se incrementa en personas con tendencia a piel sensible o dermatitis.
Pero la propia suciedad de la mascarilla rozando con la piel también es lesiva. Y su otra consecuencia: el acné. Si el estrés o dormir poco pueden provocar acné, imagínate sumar el estrés con un trozo de tela sucio en contacto continuo con la piel. ¡Mortal! Además, si te gusta llevar maquillaje, intenta usar productos que permitan una buena respiración de los poros y evita abusar de ellos.
Si este es tu caso, te recomendamos que consultes con tu dermatólogo, quien te recomendará qué productos puedes usar para reducir las impurezas. De todos modos, consejo tiemposeguro: sigue una buena rutina de higiene e hidratación de la piel y reducirás riesgos.
Infecciones respiratorias
Como decíamos antes, el acumulamiento de bacterias en la mascarilla puede aumentar el riesgo a sufrir otras enfermedades respiratorias, más allá del COVID-19. Es verdad que, de momento y a corto plazo, aún no se ha detectado ninguna, pero sí es cierto que la boca y la nariz son puntos de infección de cualquier enfermedad transmisora (tiempo al tiempo). Por eso, es muy importante utilizar las mascarillas el periodo recomendado. Es decir:
- Mascarilla higiénica para personas sanas: unas 4 horas.
- Mascarilla quirúrgica para personas contagiadas con o sin síntomas: unas 4 horas.
- Mascarilla autofiltrante para profesionales en contacto con pacientes COVID: 8 horas.
- EPI (FFP1,FFP2, FFP3) para profesionales en contacto con pacientes COVID: 8 horas.
Igualmente se deben seguir las recomendaciones higiénicas y evitar un uso excesivo de estas porque la humedad puede saturar los filtros y causar dificultades para respirar.
¿Mal aliento?
Los dentistas resaltan que ni el mal aliento ni las caries, infecciones bucales u otro tipo de problemas están relacionados con la mascarilla. No le culpes, que la pobre ya tiene suficientes ‘haters’. Lo que sí que ocurre es que, al llevar la mascarilla algunos se relajan y no llevan una higiene bucodental adecuada, ¡error!
Y seguro que, desde que llevas mascarilla, te notas el mal aliento cada dos por tres, e incluso notas que huele mal. Esto se llama halitosis. Básicamente, es el mal aliento provocado por una acumulación de bacterias en la boca y dientes. Según los expertos, es imprescindible llevar una buena higiene bucal porque si llevamos la mascarilla mucho tiempo, la saliva se acumula en ella y es lo que provoca mal olor, además de perder eficacia.
Como hemos dicho antes, la boca es uno de los puntos de entrada de los virus. Por eso, es muy importante no sólo seguir las medidas de las autoridades, sino hacer caso a tu dentista y:
- Lavarte las manos antes y después de usar el cepillo de dientes.
- Limpiarlo, enjuagarlo y secarlo bien.
- Protegerlo con el capuchón.
- Evitar que esté cerca de otros.
La situación actual no acompaña a que andemos jugando con estas cosas. Recuerda seguir muy bien el lema “Distancia, manos y mascarilla” y no juegues con el “a ver quien lleva la mascarilla más sucia”. No te harás ningún bien a ti, ni a los demás.
De todos modos, recuerda siempre que, si te aparecen granitos o rojeces, tienes dificultades respiratorias o tienes algún problema bucodental o de otro tipo, deberías consultarlo con tu médico especialista. No hace falta que vayas a la consulta, con una llamada puedes solucionarlo. La telemedicina ya es una realidad y ¡está dando sus frutos!